Vio como cada tronco se convertía en una piel de boa, cayendo despacito sobre el agua, hasta que de la ultima raíz se formaba la cabeza. Eran muchas boas grandes que serpenteaban sobre el agua. El cazador se acordó del concejo del motelo y rápidamente le contó a su familia todos escucharon asombrados y decidieron hacer caso al motelo.
vanessa tibavizco
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